viernes, 11 de marzo de 2011

El viejo barrio

Mientras escucho al grandioso Franco Battiato cantar "Yo quiero verte danzar", no puedo evitar recordar este bloj y el motivo de su creación. 

El otro día pasé por el barrio para ver como está después de tantos años, y está exactamente como yo pensaba... hecho una mierda. Para añadir el insulto a la ofensa justo enfrente del barrio han hecho otro barrio con casas modernas cojonudas, jardines y un colegio de diseño. 

Mientras, la plaza donde yo jugaba de pequeño se usa ahora de parking improvisado y el colegio donde estudié tiene alrededor unas vallas negras de 2 metros ¿que coño es eso, una cárcel?.

En fin, recordando los viejos tiempos, en el barrio había varios personajes curiosos, uno era "marquitos", este era un chaval mayor que yo, íbamos al mismo colegio y era muy fino y educado, a diferencia de sus compañeros. Siempre estaban juntos, jugando a fútbol en la plaza o correteando por ahí. 

Uno de los recuerdos que tengo es una tarde que salí a la plaza y estaba marquitos con sus amigos, uno de ellos le gritó: "¡eres un maricón!, ¿te gusta que te metan cosas por el culo?", entonces entre todos le agarraron contra el suelo y el que le había gritado agarró una rama de árbol e intentaba metérsela por el culo atravesando el pantalón vaquero, mientras marquitos gritaba, lloraba y se ponía de todos los colores. Al ver que el palo no atravesaba el pantalón lo dejaron tirado en el suelo llorando y se fueron.

Otra de las cosas que me viene a menudo a la mente es la banda de "los calzones", no se por qué se llamaban así, recuerdo que siempre venían a buscar bronca en las fiestas del barrio, que básicamente consistían en un tiovivo y unos bafles con música y duraban una semana. El sábado siempre aparecían los calzones a pegarse, supongo que ahora los calzones serán calzonazos de 50 tacos con hijos que les pegan a ellos.

Uno de los tipos más marginados del barrio era "el chupachus", reunía todas las cualidades que se pueden pedir a un yonki de los 80, feo, flaco como la rabia, antisocial, vestido de macarra y maricón perdido, de este no teníamos mucha noticia porque siempre andaba en su mundo, cuando le veíamos siempre era de lejos y nos miraba como gollum mira a Sam. Mi tesssssssssoro. Malditos hobbits, ¡ellos nossssssss lo robaron!. Curiosamente debe tener la longevidad de gollum también, porque hace pocos años lo vi y pensé... "¿este tío todavía sigue vivo?, es incluso más feo que antes, pero no se ha muerto, debe tener algún gen de son goku para sobrevivir tantos años a la mierda".

Recuerdo a otro chaval mayor que nosotros, "el fliper", este hablaba sólo y siempre estaba jugando sólo, a veces los críos jugábamos con él y siempre que los mayores nos veían jugando con él nos decían, "no os juntéis con el fliper, que es epiléptico", entonces eso debía ser poco menos que  un crimen. A veces, cuando llevábamos un tiempo sin ver al fliper, venía algún chaval y decía "¿sabeis que el fliper se ha creído que era superman y ha saltado del balcón de su casa?", al tiempo el fliper volvía a aparecer por el barrio como siempre, por lo visto tenía varios clones epilépticos criogenizados en casa, cada vez que uno saltaba por el balcón vestido de superman descongelaban a otro, un tío simpático el fliper aunque incomprendido.

Bueno, suficiente por hoy, el próximo día un nuevo capítulo de la casa de la pradera. Salud. 




viernes, 25 de febrero de 2011

Empezando por el principio.

Mi infancia discurrió en un barrio raro, si, ni chungo ni malo ni bueno ni nada... raro. Era el típico barrio español obrero de los 70, con bloques de pisos donde los inmigrantes españoles (andaluces, extremeños, sorianos, etc.) habían puesto el huevo, por la ausencia de trabajo en sus provincias de origen.

El gobierno de aquella época, considerando el inmenso valor social de la obrerocracia, decidió que el sitio más adecuado para poner un manicomio era el barrio, justo al lado del frontón. Un idílico lugar donde los niños pudimos disfrutar de la agradable compañía de locos como "el emiliano" que nos enseñó a jugar a pala, "el ojos de gato" que nos daba misa subido en cualquier banco, "lola la loca" que nos permitía tener un simulador de manifestaciones porque nos tiraba piedras y botellas, y otros amenos personajes de los que daré noticias en varias ocasiones.

Aquel barrio era una especie de "melting pot" (toma ya) pero que de "melting" nada, cada uno tiraba pa lo suyo y listo. Recuerdo el día que el vecino alcohólico del sexto se tiró por la ventana, llegué al portal y estaba todo lleno de sangre, el tipo cubierto por una sabana y la gente mirando, fue el mismo día que descubrí las tetas en la cadena alemana RTL, que se veía en casa de un amigo cuya familia era de una secta cristiana. Lo siguiente que le pregunté a mi madre fue ¿qué hay para cenar?, y es que los demás no importaban demasiado, tampoco hacíamos mucho esfuerzo por conocernos.

En esa época la gente no era tan ñoña como ahora, y yo como buen hijo de currito iba al colegio público, en mi clase no había inmigrantes como ahora, si que había gitanos, retrasados mentales, y paralíticos, que curiosamente resultaban ser mejores personas que la gente "normal", y ya es mucho decir, el nivel de gilipollez y falta de todo entre la chavalería de entonces era abrumador... ahora debe ser de escandalo, no lo se ni me importa. 

El profesorado tampoco era de lujo que digamos, recuerdo con especial cariño (unahostialedabaahoraquelesacabalosdientes) al "gran facha", que nos inculcaba valores tradicionales con frases tales como "ahora no tenéis ni puta idea de vestir, todos lleváis la misma ropa, a mi la ropa me la hacia mi abuela a mano y eso era ropa original". Este tipo nos aplicaba cariñosos epítetos tales como hijos de puta, cabrones, subnormales y separaba la clase entre los que valen para estudiar que iban a primera fila y los que no, que íbamos a la parte de atrás. Uno de sus mayores sufrimientos era que en nuestra clase había una foto del rey y no una de Franco, y ese era uno de los pocos consuelos que teníamos, de vez en cuando le sacábamos el tema para tocarle un poco los cojones.


Y es que todo se aprende, por desgracia. El próximo día seguiré dando explicaciones de como era "aquello" entonces.








 

De que va esto

Esto va ni mas ni menos de que uno ya tiene cierta edad y tiene ganas de contar ciertas vivencias personales, como son cosas que a mucha gente le va a repatear el hígado, de vez en cuando iré dejando un mojón por aquí para la degustación por parte del público. Comenzamos...